mo logre vencer mis pensamientos negativos obsesivos
Quiero contar mi experiencia que quizá ayude a otros.
Hace años comencé de pronto a tener pensamientos espantosos que acudían a mi mente cuando menos lo esperaba, sumiendome en un horrible estado de culpa y ansiedad. Siempre eran referidos a hacer daño a algún ser querido, con imágenes agresivas, cuchillos, etc. Es decir lo que más espanto podría producir me.
No podía creer que fuera capaz de tener esos pensamientos, por completo falsos y ajenos a mis sentimientos. Cuando aparecían los reprimia con todas mis fuerzas, pero volvían aún más salvajemente creándose una situación mental desesperada. Sufrí muchísimo, confundida y angustiada. Decidí buscar alguna información sobre esto en libros e Internet, para saber siera normal porque crecía que me estaba volviendo loca, y para mi sorpresa encontré que era muy habitual, y muchas personas eran víctimas secretas de esta "enfermedad" que los psicólogos llaman pensamiento obsesivo. Leí testimonios idénticos a mi experiencia y pude comprender que aquello no era algo mío, sino producto de un desequilibrio interior, y que mi moral nada tenía que ver en todo esto.
Psicológicamente soy bastante nerviosa, ansiosa, perfeccionista, tiranica conmigo misma, me preocupo por todo y tiendo a autocastigarme cuando me siento culpable de algo. Digamos que tenía todas las papeletas para sufrir este tipo de desequilibrio.
ORIGEN
Leí que la mente reacciona ante la represión, el ejemplo es que si alguien te dice que no pienses en un elefante blanco, inmediatamente piensas en ello. Pruébalo, No falla. Es irremediable. Si tú, además, le pones al pensamiento una fuerte represión porque te asusta mucho o te crea ansiedad tenerlo, aún volverá a ti más veces. Se crea un bucle, un círculo vicioso en la mente del que hay que salir.
Los pensamientos que consideramos malos o turbadores, pueden, casualmente, venir a nosotros en un momento dado, por cosas del azar, sin la menor importancia. Pero la mente que es segura de sí misma y tranquila, los desecha como absurdos y no se preocupa más, se olvida completamente. Sin embargo, otras mentes, como la mía y la de tantos... se escandaliza, se asusta y comienza a sentirse nerviosa o culpable. Inmediatamente tapona el pensamiento horrorizada, creyendo que le pertenece. Y el fenómeno reside precisamente en eso: la represión da vida al pensamiento, lo hace más fuerte, más intenso. Por eso vuelve a aparecer. Cuanto más reprimes algo más aparece. Es una simple ley de la mente. Los pensamientos, aunque no lo creamos, cobran energía y fuerza, crecen si los alimentamos manteniendo nuestra mente en ellos. Es lo que los yoguis han llamado siempre el poder de la concentración. Si mantienes ideas positivas con gran concentración las estás nutriendo, e igual pasa con las negativa. Si me convenzo a mi misma de que soy muy paciente, una y otra vez, me fundó con ese pensamiento y me hago yo misma más paciente cada día. Si pienso una y otra vez que soy culpable de tener esos pensamientos, mi culpa crece y los aumenta con lo cual, en un círculo vivioso que me hace sentir aún más culpable todavia. Y es nuestro MIEDO el gran fuego que mantiene vivos esos pensamientos. Los pensamientos nos importan un bledo, sabemos que no son nuestros porque nos conocemos bien, pero el Miedo Irracional, la más leve absurda sospecha de que podamos ser así de malos, nos da pavor, y ese pavor es el que acrecienta más pensamientos similares que nos angustian con la gran carga de culpa que generan.
Por eso el primer paso es no tenerles miedo. Cuando tienes el conocimiento ayudas a disipar el miedo. Porque el conocimiento te dice que esos pensamientos no nacen de tu verdadero ser, y entonces comprendes que tú no eres culpable absolutamente de nada, y todo es un juego mental que se alimenta de tu mismo miedo.
A veces puede ocurrir que, inconscientemente, tengamos una necesidad de autoculparnos y por este medio de las obsesiones, esa necesidad sale hacia afuera. Puede ser un castigo inconsciente que nos damos, con lo cuál tendríamos que profundizar en nosotros mismos y descubrir por qué no nos sentimos bien con nosotros mismos. Comprendernos y perdonarnos es muy importante para encontrar el equilibrio perdido. En una mente sana, equilibrada y fuerte es muy difícil que se manifiesten obsesiones, ya que no hay fisuras en ella, así como en un cuerpo sano no entran virus.
Por otra parte, y esto sólo para los que tengan abierta su mente a otras dimensiones, existen seres en otro nivel paralelo al nuestro, que alimentándose como parásitos de nuestras emociones negativas, estimulan, propagan e incluso inyectan estos venenosos pensamientos. Algunos lugares donde la gente es violenta o simplemente sufre estrés y mucha negatividad están llenos de estas entidades y nubes de pensamientos oscuros. Jaime Balmes, un vidente muy bueno, veía pensamientos negativos penetrando en el aura de algunas personas, y éstas se creían que eran suyos.
Pero creer o no en esto no afecta para nada al hecho esencial:
Tenemos un temor a tener esos pensamientos y nuestro mismo temor los hace crecer. La causa puede ser una moral muy rígida, un deseo oculto de autoculparse, una infección externa en un momento de debilidad, o todo junto. El autoanálisis, sumado a una cura amorosa y comprensión de nuestro ser, siempre va a ser muy beneficioso.
ACCIÓN
Una vez que somos conscientes de que no pasa absolutamente nada por tener estos pensamientos, se reduce buena parte de la ansiedad que nos producen. El siguiente paso es la acción. Y esto es lo que yo hice, guiada por un libro que encontré casualmente.
Cada día, al menos una vez, tomaba una grabadora y empiezaba a hablar imaginando que hablaba a otra persona. Narraba con todo detalle cada uno de mis pensamientos obsesivos.
Al principio sentía extrañeza o pudor. Pero estaba sola. Podía contar absolutamente todo, sin ningún tipo de pudor. Luego, escuchaba lo grabado. Entonces me hacía plenamente consciente de lo ridículo de mis miedos, y empiezas a reirme de mí misma. Lo aconsejo mucho, es el ejercicio terapéutico más eficaz que he probado.
La clave está en que al oirte a ti misma tomas plena consciencia de que todo es sencillamente absurdo y ridículo. Es un genial ejercicio porque te ríes y le quitas toda la seriedad al asunto. Cuando le quitas el peso a todos esos pensamientos, es decir, el miedo, y ya no les tienes ningún respeto, desaparecen. Ya no tienen la energía que les daba vigor para poseerte De pronto se enflaquecen y van desapareciendo de tu mente, poco a poco.
Mantuce ese ejercicio durante varios días seguidos, no recuerdo si una semana o más, pero lo ideal es practicarlo hasta que tu miedo haya desaparecido por completo,
También escribía esos mismos ridículos pensamientos que tanto me atemorizaban en un papel, y al cabo de unas horas los leía. Parecían escritos por otra persona... Eso también ayudó. Necesitamos salirnos de nosotros mismos para ver con objetividad todos nuestros problemas. En este caso fue increíble el resultado. Al verme desde fuera y comprender lo absurdo de mis obsesiones conseguí una gran paz.
Con el tiempo fueron desapareciendo, Y cuando rebrotaba alguno con ganas de amargarme, lo retiraba suavemente de mi mente pensando en otra cosa, sin darle la menor importancia, porque ya había aprendido a no temerlos, a no darles "vida", así que morían enseguida. Y poco a poco se fueron existinguiendo. Han pasado ya 15 años sin la menor obsesión y me siento completamente libre.
En el fondo es muy, muy sencilla la cura: erradicar el temor de la mente.
LOS PENSAMIENTOS OBSESIVOS SE PUEDEN CURAR.
DESAFIALOS, PIERDELES EL MIEDO, RECUPERA TU PODER Y RÍETE MUCHO.
Ojalá os sirva mi experiencia.