Hola,lo mio no es 1 respuesta,es 1 pregunta. Sufro capitulos d ansiedad genaralizada a diario. Con diversos sintomas,ultimamente tengo pànico a domir la siesta. Porque cada vez qlo hago me levanto con terrible crisis d ansiedad. Alguien mas le pasa esto ??? Porque me preocupa y demasiado. Gracias
Hola, mi nombre es Daniel.
Todo comenzó hace dos meses con unos mareos. Los médicos me diagnosticaron vértigos y aquel fue su primer error. Llevaba dos meses parado, las cuentas en casa no salían y los problemas personales se nos iban acumulando encima a mi mujer y a mi. Cada día recibíamos una mala noticia y el vaso de mi cerebro, unido a la inactividad que me tenía encerrado en casa, rebosó.
Las personas que desarrollamos un exceso de ansiedad, tenemos dos maneras físicas de hacerlo. Una es el bruxismo (apretar los dientes de forma inconsciente) y la otra es sobrecargar todo nuestro estrés sobre la zona cervical. Ésta segunda fue la que me produjo los mareos. Los mareos cervicales son completamente diferentes de los vértigos. Los primeros te dan sensación de resaca o un malestar parecido al de la gripe y los segundos te dan una sensación de movimiento a tu alrededor, dándote la sensación de que te vas a caer. El otorrino te dirá si lo tuyo son vértigos, el máxilofacial si eres bruxista y el traumatólogo te hará radiografías cervicales y te mandará a rehabilitación si observa rigidez a causa del estrés. A mi el dolor cervical se me bajó al homóplato e incluso a la parte lateral izquierda del pecho. Durante estos síntomas, sentí vista nublada (incapacidad por enfocar bien), pitidos en los oidos, tiritonas de dientes, temblores en las manos, inapetencia por la comida, por la bebida y unas ganas continuas de orinar, diarreas continuas, debilidad en las piernas e incluso calambres y desesperación por saber lo qué tenía. Pensaba que me iba a morir, sobre todo por el dolor del pecho.
Después de inflarme a medicamentos que no servían para nada, fui a medicina interna. Tras varias pruebas, mis analíticas, ritmo cardíaco, presión arterial, equilibrio, capacidad pulmonar y craneal estaban perfectamente. La doctora me dijo que lo mío era un cuadro claro de ansiedad y que debía plantearme pedir ayuda psicológica, porque la ansiedad era algo sugestivo, incontrolable ya que es nuestro cerebro el que la provoca y que si la cogía a tiempo, evitaría sufrir cuadros aún más perjudiciales que unos simples mareos. Yo no la hice caso y ese fue mi segundo error.
Comencé a ir a un físio-terapeuta para los dolores cervicales y deseché la idea del psicólogo de inmediato. El físio recuperó poco a poco mis dolores cervicales, hice unos ejercicios de rehabilitación que me vinieron muy bien y en dos semanas comencé a hacer deporte, salir con la bici y nadar, no me dejaron correr porque el impacto del talón me subía hasta la cervical. Parecía que iba a mejor, aunque los mareos no desaparecían, sí recuperé las ganas de comer y de salir a la calle y las diarreas desaparecieron. El problema vino más tarde, cuando sin darme cuenta seguía dando vueltas a mis problemas y al volver de hacer deporte tardaba mucho en recuperarme del esfuerzo. Días después comenzaron las taquicardias, los dolores en el pecho, la falta de aire y las subidas brutales de tensión (llegué a pasar una noche completa en urgencias con 160/110 de tensión) después de seis horas en una sala con más de veinte pastillas en el estómago que deberían haber tumbado a un elefante, yo seguía allí con la misma tensión. Conclusión de los médicos: cuadro de ansiedad, se recomienda asistencia psicológica.
La semana siguiente a la noche de urgencias fue horrible. Me medía la tensión cada dos horas, me ponía tan nervioso que unas veces la medida eran 140/100 y a los cinco minutos me bajaba a 120/85. Las pulsaciones comenzaron a subir brutalmente, yo hacía mucho deporte y tenía una media de 55/65 pulsaciones en reposo, desde esa noche no me bajaban de un baremo 100/80. Me resultaba imposible respirar bien, parecía que alguien estaba aplastando mi pecho. Taquicardias continuas, parecía que el corazón se me iba a salir por la boca, sentía el latido de mi corazón por todo mi cuerpo e intentar dormir por las noches era imposible. Tila, hierba luisa, alprazolam debajo de la lengua... nada me hacía efecto. Para colmo se me volvieron a pasar las ganas de comer.
Y todo por no haber echo caso a la primera doctora que me recomendó ir al psicólogo para evitar trastornos mayores.
Os recomiendo hablar, desahogaros y comentar todas vuestras experiencias a un profesional y os daréis cuenta que no os estáis muriendo. Sacad todo lo que tengáis dentro y sobre todo asumid que la ansiedad es una enfermedad que debe ser tratada y que el primer paso para tratarla es asumir que la tenemos.
Por cierto, nadie se ha curado de ansiedad en un día, rara vez en una semana y casi nunca en un mes. Pero a la larga notaréis mejoría si hacéis algo tan simple como esto que he hecho yo, contar vuestro caso y cómo lo estáis resolviendo.
Suerte.