La ansiedad, los osos polares y los pensamientos obsesivos
por Pablo Muñoz Gacto
“Intente imponerse la tarea de no pensar en un oso polar y verá al maldito animal a cada minuto”. Esta observación se recoge en la obra “Notas de invierno sobre impresiones de verano” de Fiódor Dostoievsky.
Más de cien años después, el Doctor Daniel Wegner, de la Universidad de Harvard, pionero investigador en el campo de la eliminación de pensamientos, llevó a cabo un curioso experimento basado en la anterior observación de Dostoievsky.
Wegner pidió a los participantes en el experimento pensar conscientemente en lo que quisieran, durante cinco minutos, con la condición de no pensar en un oso polar. Cada vez que visualizaran en su pensamiento al oso polar deberían tocar una campana. A pesar de las instrucciones y extrapolando los porcentajes, los participantes pensaron más de una vez por minuto en el oso polar.
Posteriormente se les pidió pensar conscientemente en un oso polar, en comparación con otro grupo, al que se le pidió lo mismo, pero que no había participado en la primera parte del experimento. El resultado fue también muy claro: los participantes “iniciales” pensaron muchas más veces en el oso polar que los del segundo grupo.
Este sencillo experimento reflejó un interesante proceso de funcionamiento en nuestro cerebro. Al emitir la orden de no pensar en algo, una parte de nuestra mente se dedica a evitar tal pensamiento, mientras que otra parte “comprueba” constantemente que el pensamiento no está saliendo a la luz, paradójicamente por tanto haciéndolo aparecer en nuestra mente.
Esta conclusión sirvió para abrir todo un campo nuevo en la investigación sobre eliminación de pensamientos como técnica eficaz para evitar conductas obsesivas, ansiedad y falta de control.
La pregunta es: “Muy bien, pero…¿existe alguna solución que permita “engañar” a nuestro cerebro y evitar los pensamientos no deseados?”.
La pregunta es esencial, puesto que habitualmente y por desgracia, los pensamientos que queremos evitar no son tan inofensivos para nosotros como la imagen de un oso polar, sino que incluyen recuerdos dolorosos, dificultades, frustraciones y un amplio catálogo de sentimientos y sensaciones que hemos de afrontar para seguir adelante en nuestro día a día.
La respuesta es sí, a través del aumento de nuestra capacidad de relativizar, priorizar y controlar mejor nuestros pensamientos.
Existen numerosas y efectivas técnicas que pueden ayudarnos a “eliminar los osos polares” de nuestras mentes, siempre bajo la coordinación y supervisión de profesionales suficientemente formados y entrenados.
La sustitución de los pensamientos obsesivos o negativos se puede conseguir mediante el adecuado control de la respiración, técnicas de distracción, mecanismos de traslación de los pensamientos en el tiempo, descomposición de problemas complejos en problemas parciales, mucho más susceptibles de ser analizados objetivamente y superados, mejorando nuestra capacidad de priorización ante las situaciones concretas.
Asimismo, el entrenamiento de nuestro cerebro, combinar las técnicas concretas con prácticas de relajación, cambio y mejora de hábitos y aprendizaje de mayores capacidades de afrontamiento nos llevará a mejorar nuestro autocontrol, evitando así situaciones de ansiedad, ataques de pánico, sentimientos de tristeza, baja autoestima, etc., mejorando nuestra salud y calidad de vida.
SALUDOS
por Pablo Muñoz Gacto
“Intente imponerse la tarea de no pensar en un oso polar y verá al maldito animal a cada minuto”. Esta observación se recoge en la obra “Notas de invierno sobre impresiones de verano” de Fiódor Dostoievsky.
Más de cien años después, el Doctor Daniel Wegner, de la Universidad de Harvard, pionero investigador en el campo de la eliminación de pensamientos, llevó a cabo un curioso experimento basado en la anterior observación de Dostoievsky.
Wegner pidió a los participantes en el experimento pensar conscientemente en lo que quisieran, durante cinco minutos, con la condición de no pensar en un oso polar. Cada vez que visualizaran en su pensamiento al oso polar deberían tocar una campana. A pesar de las instrucciones y extrapolando los porcentajes, los participantes pensaron más de una vez por minuto en el oso polar.
Posteriormente se les pidió pensar conscientemente en un oso polar, en comparación con otro grupo, al que se le pidió lo mismo, pero que no había participado en la primera parte del experimento. El resultado fue también muy claro: los participantes “iniciales” pensaron muchas más veces en el oso polar que los del segundo grupo.
Este sencillo experimento reflejó un interesante proceso de funcionamiento en nuestro cerebro. Al emitir la orden de no pensar en algo, una parte de nuestra mente se dedica a evitar tal pensamiento, mientras que otra parte “comprueba” constantemente que el pensamiento no está saliendo a la luz, paradójicamente por tanto haciéndolo aparecer en nuestra mente.
Esta conclusión sirvió para abrir todo un campo nuevo en la investigación sobre eliminación de pensamientos como técnica eficaz para evitar conductas obsesivas, ansiedad y falta de control.
La pregunta es: “Muy bien, pero…¿existe alguna solución que permita “engañar” a nuestro cerebro y evitar los pensamientos no deseados?”.
La pregunta es esencial, puesto que habitualmente y por desgracia, los pensamientos que queremos evitar no son tan inofensivos para nosotros como la imagen de un oso polar, sino que incluyen recuerdos dolorosos, dificultades, frustraciones y un amplio catálogo de sentimientos y sensaciones que hemos de afrontar para seguir adelante en nuestro día a día.
La respuesta es sí, a través del aumento de nuestra capacidad de relativizar, priorizar y controlar mejor nuestros pensamientos.
Existen numerosas y efectivas técnicas que pueden ayudarnos a “eliminar los osos polares” de nuestras mentes, siempre bajo la coordinación y supervisión de profesionales suficientemente formados y entrenados.
La sustitución de los pensamientos obsesivos o negativos se puede conseguir mediante el adecuado control de la respiración, técnicas de distracción, mecanismos de traslación de los pensamientos en el tiempo, descomposición de problemas complejos en problemas parciales, mucho más susceptibles de ser analizados objetivamente y superados, mejorando nuestra capacidad de priorización ante las situaciones concretas.
Asimismo, el entrenamiento de nuestro cerebro, combinar las técnicas concretas con prácticas de relajación, cambio y mejora de hábitos y aprendizaje de mayores capacidades de afrontamiento nos llevará a mejorar nuestro autocontrol, evitando así situaciones de ansiedad, ataques de pánico, sentimientos de tristeza, baja autoestima, etc., mejorando nuestra salud y calidad de vida.
SALUDOS